sábado

El punto de inflexión.

Fue de repente cuando se dio cuenta de que la imagen que le devolvía el espejo no era la real. Lo que veía últimamente era una imagen distorsionada y mejorada. Su cerebro interpretaba a su manera lo que recibían sus ojos. Se encontraba bien, se encontraba guapa incluso, a pesar de los cargos de conciencia que a menudo le invadían quería pensar que era "lo normal", que era algo que hacía todo el mundo alguna vez y que podría controlar esos desmanes.
Pero ese día algo cambió, cambió su percepción y cambió su forma de verse. Fue difícil admitirlo, pero el zarandeo emocional al que le sometió su hija el día anterior hizo que tomara conciencia de "su problema". Realmente lo era, era un problema y de los gordos, algo que no podía controlar y le estaba empezando a superar. Había que tomar una determinación y admitirlo. Admitirlo y asumirlo. Y perdonarse.. eso sin duda iba a ser lo más difícil.
Volvió a mirarse al espejo, esta vez con la imagen distorsionada por las lágrimas y se dijo a sí misma: Volveré a verme guapa, pero esta vez será de verdad.