jueves

Nadie como tú..

Y allí estabas, mirándome, con tu cara sonrosadita por fin y tus manos cruzadas. (Las enfermeras dijeron que nunca habían visto algo así: las manitas cruzadas nada más nacer).
Me mirabas y te miraba y grabé en mi retina y en mi corazón tu carita. Te costó venir al mundo, se ve que no te apetecía mucho asomarte y comprobar que fuera no se estaba tan bien como dentro, pero finalmente con mucho dolor y un parto de los duros viniste a quedarte conmigo. Literalmente: conmigo. Tus ojos rasgados ya empezaban a figurarse verdes y con el paso del tiempo se convirtieron en verdes, marrones, grises, en todos los tonos imaginables y a veces todos a la vez. Esos ojos que se clavaban en mí ante mil desaprobaciones y reproches callados, ante esas veces que debiste callar por no herir. Esos ojos al mismo tiempo dulces y suaves y animosos que me perdonaban "esos ratos" en los que yo no era yo. He sabido perdonarme porque tú me has ayudado, sin ti no habría sido capaz. Por eso sé que no lo debí hacer del todo mal cuando fui capaz de regalarle al mundo una persona como tú.

Estrellas.

En esas andaban cuando llegó la noche. Se rieron tanto, se lo estaban pasando tan bien que no se dieron cuenta de que el tiempo se les echó encima.. Era tarde, muy tarde. Y habría bronca, lo sabían.
Rápidamente se pusieron en pie sacudiéndose las cáscaras de pipas pegadas en sus vaqueros y en sus camisetas.
- Qué le vas a decir tú?
- No lo sé, que hemos perdido el autobús.
- Yo no puedo decir eso, sabes que no me deja coger el bus, sabes que no me deja alejarme del parque.
- Pues yo qué sé, tía.. Pero vámonos que si no ya verás.
El regreso a casa se hizo eterno. Intentaba encontrar excusas, excusas que fueran creíbles. Sabía que ya no colaría aquello de que el reloj se había parado. Tampoco podría decir que había tenido que acompañar a Isa a su casa, ni que le había entretenido la madre de Montse.
Se daba toda la prisa que podía aunque ya daba igual. Total, ya llegaría tarde. Cada vez se agitaba más y más su respiración. Llegaría tarde otra vez.. pero,  qué importaba en realidad? Tampoco la pegaría, ni la echaría de casa. Pero le dolía tanto su desdén! Esos inmensos ojos verdes clavados en los suyos con esa mirada de decepción le hacía más daño que cualquier bofetada que le pudiera propinar.
Dejó de caminar y miró al cielo oscuro y nítido. Se tumbó en la hierba del parque y miró las estrellas. Una a una, todas. No tenía ganas de volver y posiblemente no lo haría..


sábado

El punto de inflexión.

Fue de repente cuando se dio cuenta de que la imagen que le devolvía el espejo no era la real. Lo que veía últimamente era una imagen distorsionada y mejorada. Su cerebro interpretaba a su manera lo que recibían sus ojos. Se encontraba bien, se encontraba guapa incluso, a pesar de los cargos de conciencia que a menudo le invadían quería pensar que era "lo normal", que era algo que hacía todo el mundo alguna vez y que podría controlar esos desmanes.
Pero ese día algo cambió, cambió su percepción y cambió su forma de verse. Fue difícil admitirlo, pero el zarandeo emocional al que le sometió su hija el día anterior hizo que tomara conciencia de "su problema". Realmente lo era, era un problema y de los gordos, algo que no podía controlar y le estaba empezando a superar. Había que tomar una determinación y admitirlo. Admitirlo y asumirlo. Y perdonarse.. eso sin duda iba a ser lo más difícil.
Volvió a mirarse al espejo, esta vez con la imagen distorsionada por las lágrimas y se dijo a sí misma: Volveré a verme guapa, pero esta vez será de verdad.


miércoles

Y es que..

.. por mucho que busco no encuentro el botón del reset. Debe ser que no tenemos. Así que he llegado a la conclusión de que no nos queda otra que seguir aprendiendo cada día. Empaparnos del entorno, empatizar, disfrutar de las pequeñas alegrías y aprender de las grandes decepciones. Porque total.. qué somos? Seres pluricelulares con neuronas, sentimientos, sensibilidad y capacidad para soñar despiertos. Podemos tocar las nubes o rebozarnos en el barro, el punto de inflexión está en elegir qué preferimos hacer. Si dejarnos llevar o tomar las riendas.Yo elijo siempre la segunda opción.. Y es que no nací ameba, sino persona. ;)
Bienvenidos... 
(Elpez Me).